Pablo Novak recuerda su experiencia como actor
en la versión de Alberto Ure de "Los invertidos"
"HACER LOS INVERTIDOS
FUE TODO SATISFACCIÓN"
Me convocó Alberto Ure para el personaje de Julián, el hijo. Yo venía siguiendo sus ensayos abiertos de otras obras, y me crié al lado de Cristina Banegas (mi madre en la obra) porque Valentina, su hija, es una de mis mejores amigas de la infancia. Cristina es una gran discípula de Alberto. Acepté sin duda el proyecto, trabajar en el San Martín era el sueño de cualquier actor. Creo que lo sigue siendo. Además, era entrar en la Selección. El combo actores/obra/director era fuertísimo. El proceso creativo fue muy loco, como el loco Ure. Primero chocaba con su método. Yo venía de 6 años con Gandolfo, y Alberto me desarmó todo, me despeinó, me estalló la cabeza. Aprendí mucho de él. Hay una nota que le hicieron en Clarín que no me deja mentir: …”¿Cómo son sus ensayos ahora? ¿Sigue privilegiando las improvisaciones? - Sí, improvisaciones muy disparatadas, porque la risa tiene un potencial de energía impresionante. Es una de las cosas que más disfrutábamos los actores y yo. Hay una buena anécdota al respecto. Habíamos hecho un recreo durante un ensayo de Los invertidos y Pablo Novak, que en ese momento era muy joven, le pregunta a Jorge Mayor: Decime, che ¿Ure nunca ensaya en serio?” En fin, es difícil explicar cómo dirigía Ure. Cualquiera que haya trabajado con él sabe a qué me refiero. Un clásico de él es ponerse detrás tuyo mientras ensayás y darte directivas extrañas y alocadas al oído. Que nada tienen que ver con lo que sucede. Por ejemplo: me acuerdo que en una escena que tenía con Grimau (mi padre) muy tremenda, viene y me da letra al oído y me dice que le diga: “Padre, porqué no vamos a Europa, usted y yo, y nos hacemos chupar bien la pija por dos loquitas en París?” Nada que ver. Había que seguir después de eso. Y va al otro y le dice otra cosa. El tipo te lleva por otros lados. Desconcertar, no tentarse y seguir con la escena. Hacer de la es
cena otra escena. El desarme de lo establecido, permanentemente. La búsqueda por otros lados y el híbrido. Un tipo increíble, pura personalidad. A veces venía durante la función y desde foro te gritaba cosas. A mí me ayudó mucho a crecer como actor. Además el grupo de trabajo era muy bueno, nos llevábamos muy bien. Con Grimau nos reíamos mucho. Con Banegas siempre es un placer trabajar. Y había próceres como Alfonso De Gracia, Jorge Mayor, Tony Vilas. Yo era un pendejo y absorbía de todos algo. Ya se venía la fecha del estreno y seguíamos haciendo otras cosas. Eran pasadas con otra letra, improvisaciones loquísimas. Había que confiar en Alberto. Y así salió. La obra fue un éxito total. Sacudió a todos. Hacer “Los invertidos” fue todo satisfacción. Ya pasaron 20 años de nuestra puesta, y no sabría decir si la obra tendrá la misma repercusión en la actualidad. En realidad hay que tener huevos para meterse con el material; que justamente denuncia la homofobia de hace 100 años, describe la época y el destino trágico que podía tener un homosexual de ese momento, y no es homofóbica, como creen muchos. No es sencillo y ante semejante referencia van a tener que ponerle el pecho a las balas. Les deseo a Dossena y equipo sabiduría, creatividad y goce. Me gustaría ver la versión.
Pablo Novak