4 Nominaciones Premios ACE "LOS INVERTIDOS!!
Actor espectáculo alternativo: Emiliano Dionisi.
Revelación masculina: Gustavo Pardi.
Director espectáculo alternativo: Mariano Dossena.
Espectáculo teatro alternativo: "Los invertidos". El X Teatro.
DIEZ PREGUNTAS A MAIA FRANCIA *
Por Clarisa Ercolano
–Sí, varias veces. Sobre todo en la adolescencia. Es la fantasía de toda hija única cuando una quiere hacer determinadas cosas que les permiten a los varones y a una no. Pero en la esencia no cambiaría por nada mi condición de mujer. Creo que lo ideal sería ser hombre una semanita al año, y suficiente.
–Me convocó Pablo Silva, el productor, que venía haciendo un seguimiento de mis trabajos. Nos reunimos, me dio la obra, yo me enamoré de mi personaje, y di el sí. Esto fue hace más de un año.
–Todo. En principio, porque soy una actriz de texto, amante de la palabra y de los clásicos. Y Los Invertidos logró conmoverme, antes que por la temática, por la abrumadora inteligencia con la que está escrita. Tiene una estructura dramática ibseniana, muy poderosa, un conflicto intenso, sus personajes están llenos de humanidad, de aristas, relieves y ambigüedades. Sus diálogos son brillantes, activos, determinantes. Nada sobra, todo conduce, todo revela. Me sedujo, también, el desafío de contar esta historia de amores prohibidos en tiempos intolerantes, en tiempos de ignorancia. Es un friso de la aristocracia de 1914, una radiografía de época cruel y amarga.
–Es muy particular lo que sucede con esta obra. Hay un halo de misterio que la envuelve, que la hace inquietante. A nadie le resulta indiferente. Mucha agua corrió desde su estreno bochornoso en 1914, en que resultó censurada. Creo que, como sociedad, sí tenemos más herramientas, pero no me resulta suficiente ni convincente para concluir que la homosexualidad es un tema superado. El año pasado se aprobó la Ley de Matrimonio Igualitario, un esperado avance en la legislación; sin embargo, yo he visto y escuchado cosas que bien podrían haber salido del texto de Castillo.
–Si me hubiese tocado la vida de Clara (mi personaje), probablemente hubiese sido muy infeliz. Me hubiesen casado a los 15 y hubiese tenido una vida por demás aburrida; no me veo leyendo libros “decorosos” en el jardín, sonriendo a gente poco interesante en las recepciones de la alta sociedad y llorando en silencio porque ese día resultó más miserable que el anterior.
–Voy de lo general a lo particular. En primer lugar me documento lo más rigurosamente posible. Intento responderme todas las preguntas, reconstruyendo su vida, ya sea verídica o imaginada, para no tener fisuras en la estructura que origina y sostiene a mi personaje. Cuando sé de dónde salió esta mujer, cómo se crió, quién la educó, cuando puedo imaginar cómo fue su niñez, su adolescencia y todas las coyunturas biográficas que la condujeron a este punto cero donde comienza la obra, paso a particularizarla, ciñéndome en el texto, que es de donde se desprende lo más importante: su universo de acciones.
–Fue un largo proceso interno, necesitaba un cambio de aire. Todas mis Maias estaban cambiando. Buenos Aires siempre me inspiró. En el 2006, llegué buscando entrenar con Juan Carlos Gené y Augusto Fernandez. Gené se transformó en mi maestro. Luego trabajé en diversas producciones independientes, el Teatro San Martín me abrió sus puertas en tres hermosas temporadas, se desencadenó una continuidad laboral que me fue anclando a la ciudad y como si fuera poco la vida me regaló el privilegio de Minetti, donde Gené me invitó a acompañarlo en escena en la experiencia más inolvidable de mi carrera. Y así, como quien no quiere la cosa, fueron pasando estos cinco años.
–Mis primeras herramientas fueron a los 17 años en el Teatro del Centro. En el 2000, se publica la convocatoria a nivel nacional para las audiciones del emblemático Teatro El Galpón y todos los jóvenes estudiantes de actuación del país nos volvimos locos. En Uruguay había dos grandes referentes al que uno soñaba entrar, la Comedia Nacional o El Galpón. El Galpón abre su Escuela de arte dramático cada 15 años, con el fin de formar la nueva generación, para su elenco estable. Yo conocía bien su historia, su lucha, sus conquistas como institución cultural –no sólo en Uruguay sino en toda Latinoamérica–, sus valores, y por sobre todas las cosas su compromiso artístico y excelencia formativa. Pasé las instancias de audiciones y quedé entre los 24 jóvenes reclutados para ser la Generación Atahualpa. Cuando egresé, integré como actriz el elenco estable de El Galpón, durante dos años, hasta que decidí buscar nuevos horizontes.
–Hay un morbo, un espía interno que moviliza el alma de los seres humanos en torno de lo clandestino. Cuando las máscaras se caen, vemos a los seres desnudos, con sus grandezas y sus miserias, despojados de lo políticamente correcto, de sus personajes sociales, y simplemente despliegan lo que desean ser, algo perturbador y conmovedor sucede.
–En agosto estreno en Teatro del Pueblo Otros Gritos, un texto de Patricia Suárez, María Rosa Pfeiffer y Laura Coton, sobre seis mujeres que vivieron en el marco del Grito de Alcorta, gritando sus angustias y deseos mientras los hombres comenzaban la huelga agraria en 1912. Y en septiembre estreno La Storni, una pieza deliciosa sobre los últimos días de Alfonsina, una mirada particular de Matías Catopodis, talentoso dramaturgo y director. Faltaría algo en cine y estoy completita.
* Maia Francia es una de las protagonistas de Los Invertidos, que se presenta en El Extranjero (Valentín Gómez 3378), los sábados a las 23. Actriz egresada de la escuela de arte dramático de teatro El Galpón (Montevideo), donde desarrolló su carrera hasta que en 2006 vino a Buenos Aires.
Info: www.losinvertidos.com.ar
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| No se puede elegir en el amor | |||||||
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Los invertidos o el dolor de ser
La obra de Gónzalez Castillo cobra dimensión en una época en la que se avanza sobre los drecehos de las minorías como una didáctica de lo que no puede volver a ocurrir.
Por Teresa Gatto
"Es feo ser digno de castigo, pero poco glorioso castigar"
M. Foucault
Cuando en el mes de marzo conversamos sobre la obra con Maia Francia, teníamos claro que el tema sigue teniendo una vigencia enorme dado que muchos prejuicios se transformaron en otros, pero siguen siendo eso, prejuicios.
La obra dirigida por Mariano Dossena, que José González Castillo escribió a principios del Siglo XX aborda el tema de la sexualidad desde un paratexto, su título “los invertidos” que resuena de muchas maneras ya que es justamente a fines del Siglo XIX y del XX cuando ciertas teorías, que en virtud de un auge de la ciencia, se arrojan la potestad de nomenclar, juzgar, castigar y purgar de la sociedad a aquellos que no se ajustan a las normas.
La obra comienza en el extremo izquierdo del escenario, con la iluminación del cuadro Dante y Virgilio en el Infierno de Bouguereau, las luces se apagan y la escena pasa sin más trámites al extremo derecho del escenario en donde en un despacho blanco, austero, recto y prolijo, un adolescente, Julián, encarnado por un brillante Emiliano Dionisi, lee con profundo interés y toma notas, de un informe redactado por su padre, el Dr. Flores, a cargo de un correcto Gustavo Pardi. El informe, escrito en un lenguaje altamente codificado, el científico, aborda con un tinte higienista el caso de un asesinato en el que un homosexual está envuelto y parece buscar atenuantes para un homicidio que visto desde una óptica determinista, era irremediable, pues los genes han traicionado al “anormal”, al “invertido”.
En esos dos planos, un garçonier encubierto, coronado por una visión del pecado y la asepsia de un hogar de pocas palabras y muchas leyes tácitas, se llevará a cabo la puesta que siempre trabaja en la ambigüedad desde esos mismos planos partidos en los que la verdad y el engaño desandan un triángulo que estallará en mil pedazos.
En el centro mismo de una tríada, conformada por el Dr. Flores, su amigo desde el internado, Pérez, a cargo de un bien plantado Fernando Sayago, se encuentra la esposa del primero, Clara, en la piel de una estupenda Maia Francia que revalida laureles, ya que no sólo hace carne un texto difícil por la solemnidad de la época, al igual que sus compañeros, sino que además asume el rol de una madre y esposa de más edad que la suya y lo hace orgánicamente.
El logro de Dossena no sólo radica en hacer creíbles situaciones que hoy parecen arcaicas pero que aún susurran reclamos en las voces más recalcitrantes de la sociedad sino también en evidenciar cómo la intolerancia y el engaño son una misma moneda. Ya que todos resultan engañados y aún las supuestas víctimas tienen algo que ocultar.
El diseño de vestuario de Nicolás Nanni colabora con lo narrado y el escenográfico, que también le pertenece, es una piedra fundamental no sólo por cómo resuelve el espacio y apela a pocos pero contundentes objetos, sino porque juega en la ambivalencia de lo claro y lo oscuro. Lo sórdido y lo supuestamente recto. El deseo contenido que sólo es capaz de estallar allí en el garçonier, va a contagiar al otro espacio con un delito mucho mayor que una simple elección sexual a los ojos de estos tiempos, pero imposible de soportar en épocas en las que el deber ser y el qué dirán funcionaban (y aun lamentablemente funcionan), marcando vidas, cercenando deseos y por sobre todo, tirando debajo de la alfombra la mugre de esas vidas construidas sobre la falsedad. Del mismo modo, el diseño de iluminación , en manos de Gustavo del Bianco, juega un papel fundamental efectuando los contrastes que se disparan desde el texto y abarcan el espacio saturándolo en cada caso de la luz adecuada a las acciones.
El resto del elenco Daniel Toppino, Alejandro Falchini, Elsa Espinosa, León Bara, Gabriel Serenelli y Margarita Lorenzo desempeña sus roles con gran sincronía con lo narrado y Dionisi vuleve a lucirse jugando el papel de una travesti en el bulín oculto de Pérez.
Que las clases altas están impregnadas de una gran hipocresía en muchos casos, no debería asombrarnos ya que fueron ellas quienes a fines del XIX y el XX diseñaron un proyecto de país liberal, escindiendo de sus relatos oficiales todo aquello que pudiera diseñar una Argentina en dónde mulatos, cautivas, inmigrantes o invertidos fueran una mácula para una nación blanca, explotadora de los más débiles y por sobre todo, en la que éstos con sus voces pudieran socavar el poder monolítico y necesario para prevalecer en el tiempo. Cuando González Castillo estrenó fue censurado de inmediato, por suerte hoy nuevos vientos de libertad no envejecen la puesta sino que refuerzan para las generaciones más jóvenes un enunciado que merece ser tenido en cuenta: todos tenemos los mismos derechos o los privilegios no son para unos pocos. De este modo el engaño, la doble vida y moral, se vuelven innecesarios.
Ficha Artística / Técnica:
Autor: José González Castillo
Versión: Pablo Silva-Mariano Dossena
Elenco: Fernando Sayago, Gustavo Pardi, Maia Francia, Emiliano Dionisi, Daniel Toppino, Alejandro Falchini, Elsa Espinosa, León Bara, Gabriel Serenelli y Margarita Lorenzo.
Música Original: Diego Lozano
Diseño de Vestuario y Escenografía: Nicolás Nanni
Diseño de iluminación: Claudio del Bianco
Asistencia de iluminación: Alejandro Galerti
Diseño Gráfico: Andres San Martin
Fotografía: Juan Borraspardo
Diseño Web: Ariel Li Gotti
Asistencia de Producción: Tony Chavez / Tatiana D´Agate
Asistencia de Dirección: Paula Galván
Producción: Pablo Silva
Dirección General: Mariano Dossena
Funciones: Sábados a las 23
Teatro El Extranjero
Valentín Gómez 3378, (mapa) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4862-7400
http://www.puestaenescena.com.ar/teatro/518_los-invertidos-o-el-dolor-de-ser.php
Tenía tan sólo tres años cuando Diego Lozano comenzó a tocar el piano, uno chiquito que su abuela le había regalado para motivarlo y acercarlo al mundo de la música. Su padre, también músico, lo inspiró e instruyó desde muy pequeño. “En mi infancia pasaba de María Elena Walsh a Los Beatles, y en casa se escuchaba mucho bolero y jazz. Luego agarré la guitarra y a los ocho años ya grababa mi música en un grabador doble cassettera de aquellos tan "modernos" por los años 80. Mi viejo me enseñó a grabar una pista y luego desarmar el cassette, dar vuelta toda la cinta y grabar otro track encima de lo anterior. Eso me partió la cabeza”, asegura. Nació en Buenos Aires el 18 de agosto de 1971. A los 24 estrenó su primer espectáculo. Lleva en estos quince años de profesión 94 espectáculos estrenados y siete más a estrenarse antes de junio de 2011. “En cada uno un recuerdo o una anécdota. En todos hubo algún desafío y representaron un crecimiento a nivel profesional y personal. Hubo éxitos y fracasos rotundos, pero más allá de los resultados, lo más importante es disfrutar del trabajo, con humildad y agradeciendo a cada paso”, afirma el músico. ¿Cómo es tu proceso de trabajo a la hora de hacer la música de una obra? ¿Por dónde empezás? ¿Cómo sigue? Los caminos son muy diferentes dependiendo del espectáculo. A veces empiezo por la letra (cuando es una canción), o con la guitarra. Muchas veces caminando por la calle, pero por lo general improvisando en el piano es como surgen las ideas. Luego empiezo a pensar en timbres, sonidos, estilos, efectos, dinámica, silencios, y de a poco se va armando. Es muy mágico y difícil de explicar, y de alguna manera no deja de ser un juego, como cuando era chico. ¿Cómo te formaste? Estudié en muchos lugares, pero en realidad en ninguno porque siempre me aburrió la estructura académica. Me aburro con facilidad. Prefería jugar improvisando, o sentarme frente a una partitura y atarme a lo que allí decía. Igualmente creo que es importantísimo el estudio y es una materia pendiente que en algún momento rendiré. ¿Cómo conociste a Mariano Dossena? Llegué a Mariano por medio del productor Pablo Silva, con quien ya había trabajado en otros proyectos. Me incorporé al equipo de "El tiempo y los Conway" en 2008 y pegamos muy buena onda de entrada. Después vino "Nadie plancha como yo", que fue el otro extremo en todos los aspectos pero el mismo placer y entendimiento para laburar. Y como no hay dos sin tres, repetimos nuestro entendimiento en “Los invertidos”. ¿Supiste desde un principio qué querías hacer en “Los invertidos” con sólo leerla o fuiste descubriéndolo a lo largo de los ensayos? El proceso fue en dos partes. En 2010 cuando comenzaron los ensayos me sumé a uno de ellos y vi un par de escenas muy poco trabajadas, me era difícil entender a fondo de que iba la cosa. Pero tenía la pauta del director. Una música ceremoniosa, entre melancólica y trágica, antigua, pero contemporánea. Complicado integrar todo eso en un leit motiv. Pero cuando en enero retomamos los ensayos, de un tirón salió todo. Primero el loop y esas notas sueltas en piano. Luego los bronces que atacan hasta explotar y finalmente la soprano que esta directamente asociada al personaje de Maia, y todo su sufrimiento. Una vez que encontré el leit motiv, se lo mandé a Mariano por mail y a los 5 minutos me llamó muy contento y emocionado. De ahí en más empieza un trabajo un poco más técnico que tiene que ver con cronometrar las escenas, cuántos minutos y segundos se necesitan para cada instante, cuántas partes y en qué intenciones, cómo empieza la música, cómo termina, etc, etc, etc. ¿Hubo alguna dificultad en el trabajo que quieras compartir? No se si llamarla dificultad, pero se me ocurre esto. Cuando decidí utilizar una voz como parte de la música, dudé si usar un tenor o una soprano. Es decir, una voz masculina o una femenina. Ya la obra plantea todo un tema a nivel sexual y sabía que podría subrayar algo equivocado o incluso sugestionar al espectador. Finalmente me cerró más contar el sufrimiento de Clara con la soprano y contar musicalmente el amor y pasión entre Pérez y Flórez desde las cuerdas y los vientos. Es interesante escuchar el resultado final del trabajo y recordar que cada parte tiene un porque. Todo el tiempo hay que tomar decisiones como estas para que la música se integre al resto de los rubros artísticos y técnicos. ¿Qué te pareció la obra terminada? “Los invertidos” es una de las obras más cuidadas y prolijas en las que he participado. No se ve detalle librado al azar, desde el trabajo de Mariano con los actores y su puesta y estética general, pasando por el maravilloso vestuario y escenografía, la iluminación que brinda un clima perfecto para cada escena y por supuesto los que verdaderamente "transpiran la camiseta", los actores, que son un lujo. Estoy feliz de ser parte del proyecto. El público acompaña, disfruta, y las críticas destacan estas mismas cosas, o sea, el ideal que uno espera cuando estrena una obra. ¿O no? ¿Cómo es Mariano como compañero de trabajo? Mariano sabe mucho de teatro, pero mucho de verdad. Y tiene algo fundamental a la hora de dirigir. Él desde el principio sabe lo que quiere. Lo tiene clarísimo y lo transmite a la perfección. Disfruto del proceso creativo y agradezco su confianza. Y como si fuera poco, además es divertido y se lo ve disfrutar de su trabajo. Mira cada una de las funciones como si fuera un espectador ajeno a todo, eso me asombra. Es bárbaro trabajar con gente apasionada por su trabajo. ¿En qué otros proyectos estás actualmente? Estrené una versión muy divertida de "Los tres chanchitos" que dirige Héctor Presa. También con él estoy componiendo "Duende verde" y "Una vuelta más de María Elena". También estoy componiendo para "Dolly Guzmán no está loca", un nuevo unipersonal de Mónica Cabrera con quien vengo trabajando desde hace varios años. Aparte de componer y arreglar, otro trabajo que disfruto mucho tiene que ver con la dirección musical, entrenamiento vocal y arreglos vocales. En este caso haremos "Robin Hood" con Omar Calicchio y Osqui Guzmán. También dirige Presa. Y lentamente comenzando con "El varieté de las tabas" con dirección de Noralih Gago y "Espectros" de Ibsen que dirigirá Mariano Dossena en el CCC. Además de “Los invertidos” en El extranjero, actualmente están en cartel: "Esperando la Carroza, el musical" y "Nadie plancha como yo" en el CCC, que también dirige Mariano Dossena. Visiten la página oficial de Diego Lozano: http://www.diegolozano.com.ar/
LOS INVERTIDOS
de José Gonzalez Castillo
Dirección: Mariano Dossena
SABADOS 23 hs
TEATRO EL EXTRANJERO
Valentín Gomez 3378 Abasto, Buenos Aires -
Contacto: info@silva.com.ar
"La noche parece infundirles una nueva vida, como si en el misterio de su sombra se operara en sus organismos una transfusión milagrosa del sexo. Son entonces mujeres, cuando en el día han sido hombres"
Buenos Aires, 1914, una familia adinerada es sacudida por la revelación de la doble vida sexual de Flórez, padre y marido, con su íntimo amigo de la infancia, Pérez, quien tiene un bunker donde los invertidos de la época pueden desplegar su mundo femenino.
Clara, esposa de Flórez, es el vértice de este triangulo trágico, por el cual esta historia de “amor de hombres” lleva a los personajes a desnudar sus más ocultas pasiones.
Lo prohibido y lo que no puede “ser visto” de esta relación conduce irremediablemente a los personajes a la tragedia.